domingo, 14 de abril de 2024

La posición del brazo de apoyo con arma larga, mucho más que una simple moda.

La posición del brazo de apoyo con arma larga, mucho más que una simple moda.

Por Cecilio Andrade.


Posición “recogida”.


Por algún punto hay que comenzar... y sin la menor duda es esta posición la más común desde el punto de vista operativo, con la mano de apoyo recogida generalmente sobre la embocadura del cargador del arma, ya que a pesar de no ser perfecta en todos los aspectos, es la que mejor se adapta a cualquier tipo de arma, independientemente de forma, calibre y tamaño. 


Por otro lado es muy fácil de adoptar, y para demostrarlo prueben con un sencillo ejercicio, colóquense en guardia de boxeo, la típica, ambos puños alzados, tronco ligeramente en oblicuo hacia el hipotético adversario, con  lo cual queda una mano levemente por delante de la otra, ¿ya la tienen?, ahora que alguien les coloque un fusil en las manos sin que Uds. modifiquen apenas su posición más que para adaptarla al tamaño del arma, y ... ¿Qué han obtenido? ¿Una posición de púgil o de boxeador?

La mano de apoyo se sitúa sobre la embocadura del cargador, o dejándolo muy próximo a la misma.


Ambos brazos permanecen lo más cercanos que sea posible al tronco superior. 


Ambos antebrazos tienen un ángulo respecto del brazo y tórax del orden de entre 30º y 45º, adaptándolo obviamente a los parámetros ya descritos de tamaño del arma, equipación y envergadura del tirador. 


El brazo de apoyo es casi una imagen en espejo del brazo principal, aunque esta semejanza depende mucho, de nuevo, del tamaño del arma respecto del tirador, al obligarlo a alargar o recoger más el brazo. 


El hombro principal está ligeramente atrasado dejando el tronco en oblicuo en relación a la línea de tiro del fusil. 


Lo que me recuerda… ¿aún sigue siendo parecida a la posición de púgil?


 El error más común suele ser abrir uno o ambos codos, lo que se traduce en un mayor agotamiento, pérdida de control de tiro en lateralidad, con la deriva correspondiente, y dificultar los movimientos verticales.


Como ventajas podemos destacar, entre otras:

  • El apoyo del arma en posición de tiro se realiza sobre los huesos más que con los músculos, lo que permite mantenerse descansados y operativos por más tiempo en acciones prolongadas y exigentes.
  • El control físico y las manipulaciones del arma, cambios de cargador o interrupciones entre otras, son más sencillas y cómodas por la cercanía de la mano de apoyo que las realiza.
  • Los movimientos verticales del arma son muy fácilmente controlables.
  • Resulta más difícil ser desarmado desde esta posición ya que ambos brazos pueden ejercer máxima fuerza y control sobre el arma.
  • Portando accesorios pesados en la parte frontal del arma puede facilitar levemente el alzarla y mantenerla elevada.
  • Si se requiere puede realizarse un tiro más preciso situando el codo de apoyo en el abdomen, adoptando una posición de tiro muy parecida, pero no igual, al tiro deportivo, eso sí…. estática.
  • Es fácil controlar las transiciones de armas así como los cambios de hombro.
  • Es aplicable a casi cualquier tipo de arma independiente de calibre y longitud.
  • Cómoda de emplear en recintos muy cerrados y/o vehículos.

Obviamente también deben conocerse sus desventajas:

  • Para disparos lejanos sin apoyo y/o de extrema precisión, la boca de fuego “baila” en exceso.
  • En posición de espera el arma está más controlada sin duda, pero los brazos pueden agotarse pronto, especialmente el de apoyo.
  • En los cambios de objetivo y giros rápidos es fácil rebasar el blanco por la inercia generada  por todo el peso del arma situado por delante de la mano de apoyo.
  • Aunque lo comenté como ventaja, lo cierto es que con demasiados accesorios pesados en la parte frontal puede también generar mayores oscilaciones, temblores y efectos de inercia para los disparos rápidos de combate, giros, en movimiento y/o tiro de precisión de pie sin apoyo.
  • Es fácil tapar la ventana de expulsión especialmente en las armas que son relativamente pequeñas y/o con operadores con gran envergadura de brazos y manos grandes.
  • En algunas armas es relativamente fácil, por las mismas razones que en el punto anterior, presionar inconscientemente determinados palancas y botones, por ejemplo, en el M4 es muy común presionar con estrés el retén del cargador, incluso para manos pequeñas como las del gnomo que les escribe este ensayo.
  • En algunos modelos de armas no es aconsejable agarrar directa y/o únicamente el cargador, debido a que este puede desalinearse generando interrupciones indeseables.
  • En disparos tras parapetos es sencillo cometer el error de disparar al mismo obstáculo.


Posición extendida.


Continuando con la línea argumental del punto anterior, esta posición, relativamente fácil de adoptar, es de uso común en el ámbito deportivo del IPSC con carabina y en alza en los entornos operativos.


La mano de apoyo se aleja lo máximo posible, sin rigidez excesiva, buscando que la posición y tensión del codo sea muy similar a la requerida para la posición isósceles clásica con pistola. 


Es posible colocar la mano por encima o por debajo del arma, lo cual depende mucho del tamaño del arma respecto del usuario, de todas formas se debe considerar siempre unos centímetros importantes para no tapar la boca de fuego de forma peligrosa. 


En este caso los errores más comunes son no llegar a extender completamente el brazo, darle excesiva rigidez o sacar el codo hacia el exterior. Todo lo anterior genera cansancio y tiende a desviar los disparos en lateralidad, ya sea a la derecha por falta de tensión o a la izquierda por exceso de la misma, hablando respecto a la gran mayoría de tiradores diestros. 


El brazo principal no varía su posición de la ya descrita anteriormente en otros artículos, pero el hombro principal si está ligeramente más adelantado que en la posición recogida, ya que la cantonera del fusil se sitúa levemente más centrada respecto al tórax que en la posición anterior.


Como ventajas se pueden destacar:

  • Eficacia y precisión para disparos en movimiento para distancias medias y lejanas.
  • En posición de espera el arma está más controlada y los brazos pueden mantenerse más descansados.
  • En los cambios de objetivo y giros es fácil controlar la inercia del arma, incluso con accesorios pesados, lo cual facilita dichos cambios de objetivo.
  • Es también relativamente fácil controlar las transiciones de armas.
  • En tiro tras obstáculos es más sencillo asegurar la posición del cañón respecto al borde del parapeto.


    Igualmente como desventajas deben destacarse:

    • El apoyo del arma en posición de tiro se realiza con los músculos, especialmente sufren más tensión el hombro y el codo de apoyo en los giros contra varios objetivos, por lo que resulta una posición más agotadora que no permite mantenerla de forma prolongada y exigente.
    • El control físico y de manipulaciones del arma, como cambios de cargador o solucionar interrupciones, es ligeramente más lento e incómodo, sobre todo si no se entrena debidamente.
    • Los movimientos verticales rápidos del arma pueden acabar rebasando la zona a batir si no se entrena correctamente.
    • Resulta más fácil ser desarmado ya que la posición de ambos brazos no permite su máxima tensión y potencia de agarre, resultando relativamente fácil luxar el brazo de apoyo.
    • Dependiendo del tamaño y accesorios del arma puede hacer más pesado y lento su manejo.
    • En interiores muy cerrados, como vehículos, es incómoda de emplear, generando además un riesgo de daño al codo de apoyo, e incluso a los dedos de la mano de apoyo.

    Posiciones intermedias.


    Respecto a las posiciones intermedias, esta definición encuadra todas aquellas donde la mano de apoyo no está ni recogida lo máximo posible, ni extendida también al máximo. 


    Muchos operadores e instructores tienen catalogaciones para cada ángulo específico, personalmente opino que como esto depende de condiciones tan individualizadas, y en muchos casos particulares de cada operador, es más sencillo compendiarlas en una solo tipo. 


    Las condiciones generales de uso son las comentadas en la nota sobre la mano recogida, variando tan solo el ángulo entre brazo y antebrazo. La variación de dicho ángulo dependen en mayor o menor medida de lo ya comentado en la relación del tamaño del arma respecto a la envergadura del tirador y en relación con el  equipo que porta. 


    Al ser tan variada y personal la adopción de estas posiciones intermedias, realizar un desglose de ventajas y desventajas no sería realista, ya que lo cierto es que la posición utilizada caerá dentro de los parámetros de alguna de las dos principales posiciones ya descritas. Por regla general, estas posiciones intermedias, son adaptaciones anatómicas personales, más o menos acertadas y/o correctas de las dos anteriores. 


    En si mismas no son posiciones incorrectas por no estar en uno u otro extremo, son adaptaciones, por lo tanto cada tirador requiere un análisis individual y personalizado, basado en el grado de extensión o flexión de su brazo respecto a los parámetros de las posiciones ya descritas como extendida o recogida.


    Entonces... ¿Qué posición debemos adoptar? 


    Llegados a este punto a muchos les surgirá esa pregunta directa:


    - "A ver, Cecilio, sin excusas, ¿cuál es "tu" técnica con arma larga?… te toca dejarte de tonterías filosóficas y "mojarte".... ... y te advierto que solo puedes usar una".


    Intentaré responder, pero no creo que pueda dejar de lado mi vena filosófica, histórica ni ... siendo sincero, pedante.


    Disparando armas largas se habla siempre de cuestiones de brazos, hombros, codos, manos, torso, piernas, y… ¿Qué falta? 


    Cuando paseando por la montaña, por ejemplo, se necesita definir un soez ¿dónde ca%!/$… estoy?, el método estándar es sacar el rumbo inverso a tres puntos visibles e identificados en el plano. Dibujando y cruzando esas tres líneas sobre el plano mostrarán normalmente un diminuto triángulo dentro del cual ya no se estará tan perdido. Es posible localizarse con dos líneas pero la precisión no será tan exacta. 


    Con el tiro de combate ocurre lo mismo, con dos líneas de control, léase los dos brazos, es posible ser preciso, mas no del todo exactos, falta algo, y ese algo es el control de altura de la línea de tiro. Con la mano principal se controla, dirige y dispara el arma, con la mano de apoyo se controla altura y deriva. La tercera pata de un trípode de estabilidad, o la tercera línea de referencia del plano si les gustó el símil anterior, sería el contacto de la culata con la mejilla, que es la que nos otorga la precisión.


    Mirando de frente al objetivo, sin duda nadie mínimamente responsable disparará apuntando de reojo, la cara se coloca creando una línea imaginaria entre la mejilla, la culata del arma y el blanco, línea sobre la que se sitúa el eje del arma y la línea de miras


    Con los dos puntos de apoyo y  el de referencia, ambos brazos y mejilla respectivamente, el arma quedará dirigida con precisión. 


    Ahora es cuando le toca a los tres ojos, los dos del tirador y el del arma con la boca de fuego, buscar el punto exacto donde deben converger sobre el objetivo.


    La inevitable filosofaba táctica de Cecilio.


    Según una antigua leyenda, existía un diamante con miles de facetas, un diamante que mostraba la verdad mirando a través del mismo. Obviamente nadie veía lo mismo, cada cual miraba por una faceta distinta que modificaba la verdad a su ojo y le hacía pensar que era el único que veía lo correcto. El primer gran sabio fue aquel que intentó mirar por el mayor número de facetas posibles, sumando todo para hacerse una imagen lo más completa y aproximada posible de esa verdad.  


    Y han leído bien, lo más aproximada posible, no existen verdades absolutas, lo lamento por los dogmáticos respecto a las realidades, aunque... siendo sincero, en absoluto lo lamento.


    Como individuos nos distingue muchas cosas, forma física, constitución, habilidades, actitudes, aptitudes, experiencias, criterios, moralidad, principios, trabajo habitual, por nombrar lo más habitual. 


    Ahora imaginen a nivel internacional, y específicamente hablemos de instructores, cada cual con su mayor o menor ego, con su deseo o no de distinguirse, de sacar algo único que lleve su nombre, y obviamente cada uno con su verdad, con su visión única y puntual de una única faceta de ese enorme diamante, táctico o no, de la leyenda.


    En lo que atañe al tema del presente texto, al trabajo con armas y el trabajo operativo, hay que evaluar cada técnica de forma precisa, y tener claro de qué condiciones positivas y negativas disfruta cada una. Saber el qué, porqué, para qué, como y cuando se emplea cada técnica por esas personas o unidades es importante, y si además se conoce como nació, desarrolló y evolucionó sería perfecto. 


    Lo cierto es que la técnica perfecta no existe, existe el operador que sabe adaptarse mejor y más rápido, independientemente del procedimiento. Existe el operador que usa el menos común de los sentidos, y si, ese mismo es, el sentido común.


    Se habrán dado cuenta que no hay comentario alguno sobre accesorios, empuñaduras, agarres, asas o demás aditamentos que pueden agregarse a un arma. No vienen al caso. Han leído en qué puntos concretos han de fijarse para realizar correctamente sus acciones, que las faciliten o entorpezcan por el añadido de accesorios es más una cuestión de preferencia personal o grupal que de otra cosa.


    Decidan lo que decidan llevar entrarán en lo descrito en esta y otros ensayos, por lo tanto son Uds. los que deben analizar, estudiar, probar y pensar si les ayuda o dificulta. Por otro lado un accesorio puede ser muy útil en un caso concreto pero entorpecer en otros.


     ¿Qué casos son más comunes y cuales más improbables en su trabajo? Les toca pensar.


    Y sigo sin "mojarme".


    - Vale, ok, todo muy lindo Cecilio ¿y tú? no te has "mojado" listillo, contesta a la pregunta del comienzo ¿que  técnica empleas con el arma larga? 


    Pregunta clásica para tener un referente a atacar, criticar, imitar o considerar. 


    Pues bien, la respuesta debería ser más que obvia:


     Empleo aquella que las circunstancias me exigen


    - De forma estándar me muevo y actúo con la mano de apoyo recogida.

    - Paso a extenderla cuando tengo varios objetivos a media y larga distancia.

    - Cuando debo disparar en movimiento a blancos a esa misma media y/o larga distancia.

    - Tras obstáculos a los que no deseo "adosar" mi cuerpo. 


    - Vuelvo a la posición recogida en recintos cerrados y/o tubulares.

    - Y/o a distancias cortas y medias. 


    Una de las virtudes principales que un operador armado con posibilidades de éxito necesita es el pragmatismo. Si además poseen la capacidad de adaptación, sin duda todo ello es prueba de que saben pensar… de forma pragmática y adaptativa. Con esas tres virtudes las posibilidades de supervivencia pueden considerarse como mínimo mucho más amplias. 


    Y en mi caso, "mojándome" ante su pregunta, busco ser pragmático adaptándome a las circunstancias y entorno específico de cada situación


    Un profesional armado no puede ni debe ser siempre un martillo, en este mundo no todo se soluciona a golpes ya que no todo son clavos, aunque ciertamente si abundan. 


    Siempre me quedo con una duda y una esperanza, la de si he sabido aportar algo útil que les ayude a pensar y ampliar sus cajas de herramientas y técnicas. 


    En fin, sea como sea, obligarles a pensar quizá no les hará mejores operadores pero sin duda si les hará mejores profesionales. 


    Cuídense y cuiden de los suyos.

    domingo, 7 de abril de 2024

    Reflejos instintivos y reflejos adquiridos como parte del combate, algo más a tener en cuenta.

    Reflejos instintivos y reflejos adquiridos como parte del combate, algo más a tener en cuenta.

    Por Cecilio Andrade.

    Uno de esos reflejos innatos que todos poseemos, el mismo que a veces afecta a esa parte del ego que nos hace vernos como héroes sin miedo y sin tacha, es el sobresalto, esa rápida e involuntaria contracción de los músculos diseñada para apartarnos de una súbita amenaza. Lo dispara un potente sonido o un objeto que se aproxime a gran velocidad dentro del campo visual.

     Respecto al último párrafo, siempre me ha resultado asombrosa la forma de detectar y eludir un objeto a punto de impactarnos, la increíble sutileza que implica el cálculo exacto de la relación entre la expansión simétrica de una sombra con el campo visual, siendo esta relación lo que genera el sobresalto. 

    La sombra en expansión indica que se aproxima un objeto y su simetría que se dirige directamente hacia nosotros. Este seguimiento preconsciente está tan perfectamente calibrado que si la sombra se expande asimétricamente, el cerebro calcula, con un margen error de tan solo cinco grados, que el objeto no le impactará, en cuyo caso la respuesta de sobresalto no se dispara. 

    El sobresalto, desde el estímulo sensorial a la contracción muscular, es excepcionalmente rápido, la reacción de apartar la cabeza se produce en tan sólo 70 milisegundos (e.a. ms); la del torso, más lejos del cerebro, es de aproximadamente 100 ms. 

    En ambos casos es lo mismo que tarda un luchador profesional en apartar la cabeza e interponer su brazo en la trayectoria de un puñetazo, antes de comenzar a mover el resto del cuerpo y sacarlo de la línea de ataque. Un luchador experto, de cualquier disciplina, armas a emplear o profesión, emplea ese reflejo instintivo de sobresalto para lograr tiempos de respuesta casi inhumanos, logrando desviar y/o eludir el ataque en el brevísimo tiempo con el que cuenta si el ataque se dirige directamente a la cabeza.

    Sin duda todos tenemos “poderes” dignos de los universos de Marvel o DC Cómics. ¿No lo creen así?

    Los seres humanos han aprendido un amplio abanico de movimientos en los que la Evolución poco ha podido intervenir, en los deportes, la caza, la danza, el combate e incluso las relaciones sociales. 

    ¿Es posible que estos movimientos aprendidos lleguen a hacerse tan habituales que su velocidad se acerque a los innatos y/o a los que se requieren para sobrevivir? ¿Ya sea esta supervivencia en combate o en una reunión social? 

    Lo es, y para ello es necesario conocer un principio básico en lo referente a los reflejos y conductas automáticas, a saber:

    Cuanto más ascendemos en el sistema nervioso, pasando de la espina dorsal al tronco cerebral y al córtex, procesador del movimiento voluntario, más neuronas intervienen, más largas son las distancias que cubren las señales nerviosas y más lenta es la respuesta. 

    Por tanto, para aumentar la velocidad de estas reacciones, el cerebro busca delegar el control del movimiento, una vez aprendido, a las regiones inferiores del cerebro, lease subconscientes, donde se almacenan los programas de acciones irreflexivas, instintivas, automáticas y habituales. Muchas de estas conductas aprendidas, y ahora automáticas, pueden ser activadas en tan sólo 120 ms. Hablamos de lo que comúnmente se denomina memoria muscular, que sin estar archivada en los músculos ni en los circuitos nerviosos que los mueven, si tiene sentido su denominación al tener sus propios grupos de neuronas y sendas hacia los mismos para gestionar estas reacciones adquiridas.

    Si se pudiera iluminar, en realidad se puede hasta cierto punto y contexto, la actividad cerebral de un profesional armado mientras realiza ejercicios de aprendizaje con armas, veríamos iluminarse grandes zonas del cerebro, debido al complejo proceso de aprendizaje, asociación y control de movimientos voluntarios. Una vez que se dominan las técnicas los movimientos se convierten en reflejos adquiridos, por lo que la actividad cerebral del córtex desciende. El cerebro consume mucha menos glucosa y oxígeno, a la vez que su velocidad de reacción se ha incrementado notablemente. Lo que traducido a algo más cotidiano implica que una vez dominada la técnica ya no se piensa para actuar.

    Estudios realizados en esta línea de trabajo apoyan un antiguo concepto de aprendizaje y conducta humana, según el cual, cuando el aprendizaje está en sus comienzos se es inconsciente de la propia incompetencia, para pasar posteriormente a la fase en la que se toma conciencia de dicha incompetencia. posteriormente, cuando comienza el aprendizaje, se pasa a la competencia consciente, y es entonces, al dominar la nueva habilidad y al final del entrenamiento, cuando se llega a la competencia inconsciente

    Pensar para actuar es algo que se hace cuando no sé es suficientemente hábil en una actividad.

    En este punto, por cierto y por desgracia, muchos egos deciden quedar anclados  voluntariamente en las primeras partes del aprendizaje, conscientemente incompetente, o peor aun, en la del intencionalmente incompetente... después de todo les resulta menos arriesgado para su ego...  y se suda menos... Aunque sin duda habla mucho y mal de su ética profesional.

    Enfrentamiento, combate, estrés y fisiología.

    Antes de continuar, siendo irreverente, el encabezamiento de este apartado es algo sobre lo que todo el mundo sabe y entiende.… ¿verdad que sí?

    Muchos textos técnicos sobre estrés y fisiología son realmente eso, totalmente técnicos, ya que la mayoría de las veces están dirigidos a personal especializado, con unas necesidades profesionales muy concretas y en muchos casos lejos de las calles y campos de batalla. También hay otros trabajos no tan específicos que siendo dirigidos a personal menos técnico, y con necesidades más de andar por casa, se vuelven inexactos y enrevesados. 

    Como con todo, a veces es mejor un término medio para intentar hacer más accesible un tema tan específico, a modo de un primer y firme paso que genere el interés y cimientos suficientes para introducirse en los trabajos más especializados de buenos profesionales.


    Primeras cuestiones:

    • ¿Cómo reacciona el organismo ante el estrés y la ansiedad?
    • ¿Desde el aspecto de la biología?
    • ¿Y el de la fisiología
    • ¿Cómo la mente afecta al organismo


    Nada nuevo, tan solo  la ya vieja jihad interna entre pensamientos, emociones y cuerpo. 

    Partiendo de que ansiedad y estrés son popularmente consideradas sinónimas, sin duda por las interrelaciones tan íntimas y profundas, así como sus efectos muy similares a nivel corporal, debemos tener claro que no siempre son lo mismo ni surgen de la misma vía o razón. 

    Ante una entrevista para un empleo, una reunión con el/la “ex” con quien no se terminó del todo bien, un trabajo para el que no estamos seguros de estar capacitados, un oficial de protección, un policía o militar que entra en una zona que sabe que no es segura y no será bien recibido, etc., es muy común sentir ansiedad, y que esta acabe desembocando en un cuadro de estrés. 

    Ante un ataque por sorpresa, una agresión, un susto en lenguaje coloquial, directamente se genera estrés, sin pasar por la fase de ansiedad, que normalmente aparece posteriormente. 

    Obviamente todo lo anterior es muy genérico, demasiado resumido dirán muchos justificadamente, sin considerar lo que diría un profesional de la Psicología, y pido disculpas sobre ello. Siguiendo con la filosofía de escribir una artículo de andar por casa, la ansiedad se apoya en cuatro puntos que parten de uno inicial, pensamientos que anticipan situaciones negativas. A saber:
    • Lo que se piensa anticipadamente.
    • Lo que los pensamientos afectan a las emociones.
    • Lo que las emociones generan al organismo.
    • Y como se comporta el cuerpo y la  mente a consecuencia de ello, su proceder.
    Como ya comenté en textos anteriores, el cerebro recibe muchísima más información de la que es posible procesar conscientemente. Y si bien este proceso subconsciente es de gran ayuda a la supervivencia como especie e individuo en general, en algunos casos genera problemas como la ansiedad, que comparada con un iceberg es tan solo lo ínfimo que asoma a la superficie. 

    A veces mucha información es demasiada información, lo que lleva a actuaciones erróneas y negativas. La ansiedad surge del pensamiento consciente, pudiendo desde ella llegar al cuadro de estrés. Es obvio que ansiedad y estrés sin ser lo mismo suelen ir de la mano, apoyándose íntimamente.

    Normalmente es el sistema descendente o consciente el responsable de las acciones, el sistema ascendente o subconsciente solo emite datos fríos y concretos, siendo el consciente el que no interpreta correctamente la información que recibe del subconsciente. Añadan a eso los problemas y trabas que la sociedad, cultura y educación recibida pone a esa información y su interpretación, y ya tenemos la escena del drama.  

    Pero el estrés producto de una agresión directa y sorpresiva no pasa por el primer punto, el pensamiento consciente ya no actúa, entrando en liza directamente las emociones. Ante un ataque sorpresivo el orden sería:
    • Frente al ataque aparecen determinadas emociones, normalmente sorpresa e incredulidad o negación.
    • Las emociones actúan sobre el organismo generando reacciones químicas, hormonales y nerviosas.
    • En base a dichas reacciones se actúa y responde físicamente.
    Respecto a los factores de pensamiento y emociones, es necesario generar autoconfianzaautoevaluacióncapacidadeshabilidadesescucharse a uno mismo, observar y ver, etc. en definitiva, mejorar y ampliar la capacidad de captar y procesar información interna y externa. Saber es poder, enseña el dicho popular, lo que no puede ser más cierto que en el caso que nos ocupa. 

    Lo que la biología hace con el organismo, con la fisiología del mismo, es necesario verlo desde una ventana muy amplia y general, una ventana apta para todo tipo de observadores, no solo para operadores armados de unidades de élite o psicólogos especializados.

    La importancia de observar activamente.

    Algo que se escucha y se lee muchas veces en boca de infinidad de tiradores, es sobre lo imposible de entrenar todas las necesidades que un enfrentamiento armado exige, que para hacerlo bien hay que enfrentarse a ello muchas veces, que solo un instructor que haya visto el toro puede acercarse a plasmar un mínimo de lo que se necesita para sobrevivir.

    Realmente, en la sociedad actual:
    • ¿Es esto cierto?
    • ¿Cuántos de los catalogados como instructores han estado en esa delgada línea roja? ¿o azul? ¿o caqui? 
    • ¿Tan difícil es diseñar entrenamientos que agudicen las capacidades que permitan tener garantías de supervivencia en un enfrentamiento?
    • ¿Se necesitan carísimos medios técnicos de última generación para lograrlo? 
    Lo cierto, por más que a muchos les suene a filosofía barata, es que querer es la mitad de poder, la otra mitad es saber que se quiere lograr y cómo alcanzarlo. Lo que en este caso es relativamente simple:


    Entrenar las capacidades que permitirán regresar intactos a casa por el propio pie.


    En casi todas las clases que imparto, tanto teóricas como prácticas, surge el mismo punto, con todas las capacidades para generar y ampliar, ¿existen ejercicios que ayuden a ello y a sobrevivir a un enfrentamiento? 

    La respuesta siempre es la misma, sí, tanto por partes como en conjunto, y para ello no son necesarias caras equipaciones, ni escenarios o escenografías inmensas, rebuscadas y circenses, tampoco tragarse miles de minutos de Youtube tratando de discernir si el protagonista del videoclip, pretende emular al trapecista, al domador de fieras o simplemente al payaso de ese circo virtual.

    Pensar, tan solo algo tan simple y natural como pensar, y ahí con ello es cuando surge la antiquísima y, para muchos, misteriosa técnica multifuncional de leer, analizar, investigar, probar, evaluar, volver a probar, contrastar, etc. Técnica no por más lógica, contrastada y milenaria es más o mejor usada hoy en día. 

    Es posible crear coherentes, claros, sencillos y eficaces ejercicios para entrenar de forma realista. Y no solo real por el uso de munición, si no por sus aplicaciones en un enfrentamiento, así como por todas las posibilidades de ampliación y perfeccionamiento que pueden aportar con mínimas modificaciones. 

    Existen ejercicios tan antiguos, en distintas formas y objetivos, como el mismo uso de armas de proyectiles por la humanidad; y los mejores generan muchas adaptaciones, modificaciones y distintas variaciones, unas veces por motivos prácticos y descriptivos, pero también por cuestiones más ególatras y de personalismo. Los más interesantes buscan mejorar las capacidades de observación, orientación, decisión y actuación (OODA) a la hora de emplear, o decidir no hacerlo, un arma de fuego.

    Es muy común observar ejercicios en los cuales el tirador o tiradores, de espaldas al blanco, a una señal determinada, normalmente un pitido, giren desenfundando, para antes de terminar el giro estar ya disparando, con una eficacia mayor o menor según sus habilidades, sobre unos blancos bien definidos. ¿Es esto real? 

    Ciertamente existen casos en los cuales no solo es necesidad si no además es imprescindible para lograr una mínima probabilidad de supervivencia, y es bueno entrenarlo además como respuesta motora inmediata y eficaz. Pero, alguno de Uds., operadores armados o legítimos usuarios, ¿imaginan escuchar una voz de alarma para instantáneamente girar mientras desenfundan y dirigen su arma al bulto situado a su espalda? Y hablo solo de apuntar o encañonar, ni comento si disparan. 

    Estén mirando su Smartphone de última generación, por tanto en condición blanca, o pendientes de su entorno y vigilantes, condición amarilla o naranja, lo que ocurrirá es lo que sigue:
    • Girarán primero la cabeza, con mayor o menor velocidad, para Observar que ocurre.
    • Tras lo cual el cerebro se Orientará deduciendo que está pasando.
    • Con dichos datos Decidirá cual debe ser la respuesta más eficaz y correcta.
    • Y por último Actuará, si esa actuación es más o menos eficaz y correcta ya es otro cantar.
    Les agrade o no, lo crean correcto o no, el hecho real es que siempre se actúa así, el cerebro cubre dicho ciclo de forma innata. Si esto no funcionara imaginen la de inocentes transeúntes que serían “baleados “ en las calles de cualquier urbe como consecuencia de una reacción de sorpresa, giro y disparo por…. el petardeo de un tubo de escape atorado. 

    Lo correcto, natural e instintivo es ver antes de actuar, girar la cabeza ante algo imprevisto. Lo legal y ético es observar y saber con exactitud a que se dispara y si debe hacerse, así de simple. 

    "¿Observar primero? Tonterías.
    Lo único que cuenta es ser el más rápido, el resto son excusas de  ineptos..."  

    Es lo que suelen decir ¿verdad? Lo cierto es que si ud, estimado lector, no pretende actuar como un mal sicario debe aprender a observar activamente, debe aprender a ver antes de actuar.

    Por último, en un enfrentamiento no habrá silbatos, pitidos ni nada similar que haga que un cerebro decida actuar, lo más cercano serán voces, y en el peor de los casos disparos. Por ello los timer deben ser empleados como herramientas de apoyo para evaluar mejoras y avances o retrocesos, no como prueba directa de lo maravillosamente rápido que disparamos ante los que nos observan desde Youtube u otras redes sociales.


    Cuídense y cuiden de los suyos.

    domingo, 31 de marzo de 2024

    Empuñamiento, presión del disparador y ritmos de SA, DA, DAO... detalles, detalles y detalles.

     Empuñamiento, presión del disparador y ritmos... detalles, detalles y detalles.

    Por Cecilio Andrade.


    Cada vez que hablo, ya sea en clases o conversaciones más o menos informales, del empuñamiento respecto a las dos manos, siempre surgen quienes defienden que cada cual tiene su “estilo” y no es necesario entrar en detalles. 


    Lo cierto es que la importancia de este punto bien merece un artículo más o menos "largo" que apenas nadie leerá, habiendo videos de menos de un minuto en tiktok, y si publico las siete páginas de mi manual personal sin duda ya será demasiado que leer en el mundo actual de “memes” de una frase corta y palabras bien sencillitas… 


    Vaya… me salió la vena sarcástica… y yo que pensaba que la tenía bajo control… mi viejo ego me la sigue jugando. En fin, no me disculpen, asumo el cargo acusatorio, dejaré el texto completo para ese libro que guardo en el baúl de lo posible y/o potencialmente publicable. 


    Volviendo al tema que nos ocupa hoy, el empuñamiento a dos manos, ese mismo que para tantos no es necesario analizar ni estudiar, después de todo cada cual tiene unas manitas distintas, y ese cada cual agarra como gusta, y por otro lado si en defensa y en combate el disparo mas importante es reactivo y se dispara a una mano para no perder tiempo… ¿para que tanto tema de enfocarnos en cosas de dos manos que son superfluas? 


    Otra vez con el sarcasmo… No aprenderé nunca.


    Para los que aún gusten de analizar veamos algunos detalles. 


    Es en el punto final del recorrido de los brazos donde el arma quedará, normalmente, empuñada con las dos manos, y mientras con la forma del agarre de la mano principal apenas hay dudas, con el contacto con la de apoyo suelen surgir muchas opiniones más o menos divergentes.


    El empuñamiento de la mano principal, como ya quedó explicado en un artículo anterior y algún que otro artículo más largo propio o de plumas más sabias, si se ha hecho correctamente desde el desenfunde es inamovible hasta que el arma regrese a su funda.


    La de apoyo, la izquierda normalmente, al entrar en contacto con el arma debe “rellenar” los espacios que quedan libres sobre la empuñadura con el talón y palma, mientras los dedos se colocan sobre los de la mano principal que ya empuñaban el arma. De esta forma se obtiene un bloque uniforme y compacto, sin espacios huecos ni puntos sin superficie de contacto y apoyo.


    ¿Y con los pulgares qué se puede hacer?


    Si se ha colocado correctamente el talón de la mano de apoyo, y sus dedos, el pulgar de forma natural quedará por delante y debajo del respectivo pulgar de la mano principal, con lo cual ambos quedaran paralelos y a su vez a lo largo del lateral de la pistola. Situando exactamente el pulgar de la mano que empuña sobre la tercera falange del pulgar de la mano de apoyo. Todo lo cual facilitará el control del arma por cinco motivos básicos.

      1. Al no dejar espacios huecos el control del arma es más efectivo.
      2. Los pulgares dirigidos al frente facilitan la alineación del arma en dirección.
      3. Ayudando a tener una referencia lineal de la pistola respecto a la muñeca y el antebrazo.
      4. La colocación exacta sobre el primer metacarpiano, lo que de manera incorrecta muchas personas denominan la tercera falange del pulgar, de la mano de apoyo, lo que facilita controlar la recuperación de la alineación en altura tras cada disparo.
      5. Las presiones opuestas en dirección y ángulo de cada mano se contrarrestan y refuerzan mutuamente.

    Ya te vale, Cecilio, todo el mundo sabe que eso que describes es para tiro deportivo, en tiro policial y defensivo se cruza un pulgar sobre el otro. Todo el mundo sabe eso”. 

    No tengo muy claro eso de que “todo el mundo sabe”, ni si todo ese “mundo” tiene definidos conceptos de biomecánica y propiocepción… sin duda no lo tengo muy claro, la “tecnica” comentada en cursiva genera espacios huecos que desestabilizan el control del arma, ya que producen tensiones laterales que la desalinean de su línea de tiro.


    Con estrés, dichas tensiones laterales, se amplían de tal forma que unidas al leve descontrol generado por los espacios huecos creados, provocan errores angulares que llevan a fallar completamente los disparos. Y en muchos casos también afectando al control eficaz del indice de la mano principal. 

    Y ahora nos dirás que apoyar el dedo índice de la mano de apoyo sobre el guardamonte del arma también es un error”. 

    Bueno, no se si generar mayores errores angulares y descontrol lo deben considerar error. La tensión del momento se transmitirá a través del brazo, mano y por último al dedo, sacando el arma de la línea de tiro. Ahora sumen, espacios, huecos, dedos cruzados, dedo índice de la mano de apoyo sobre el guardamontes….. ni hablemos si le añadimos “gatillazos”, excesiva presión de las manos por estrés…. Etc. 


    Detalles, detalles, detalles…. De ahí la importancia de la atención al detalle. 


    Ni comentaré el poner el dedo pulgar sobre la muñeca de la mano principal…. Solo prueben para ver cómo queda el empuñamiento, y que defectos detectan. Si deciden disparar así tengan preparado desinfectante para la segunda falange de ese pulgar, es muy probable que les haga falta.


    En fin… faltan muchísimos detalles más… pero sería mucho texto… sin duda.


    El dedo índice y su ritmo.


    Debo reconocer que buscar el ritmo para empuñar un arma, manipularla, disparar con eficacia y precisión, subsanar interrupciones, y todo ello mientras se mueven y analizan el entorno, no solo no es nada fácil sino que el más mínimo error desencadena una cadena de eventos de consecuencias potencialmente fatales. Y por favor, no hablo del ritmo del dedo a la hora de tocar la guitarra o de ponerse un colirio, sino de disparar un arma de fuego.


    Moverse sin lograr controlar el disparo es una condena segura, tanto a nivel biológico como jurídico y ético, y por tanto es obligatorio buscar un esmerado control del disparador, del movimiento seguro, del control firme, y todo ello siempre bajo los principios de ritmofluidez y precisión... 


    ¿Difícil? Quizá. 


    Como ya expuse en ensayos anteriores, el punto crítico de un disparo preciso, y probablemente el más importante, es el control del disparador, de la palanca de disparo, o, el término más comúnmente empleado, del gatillo


    Un buen control del mismo permite realizar el disparo, o disparos, sin que afecte en modo alguno al seguimiento de los elementos de puntería, presionando hacia atrás sin brusquedades ni presión angular que afecte a la alineación del arma con el objetivo. 


    Es muy importante saber que la suavidad da precisión, y que esa suavidad, correctamente aplicada, jamás implica lentitud. Dos son los elementos clave para ese perfecto control.

      • Colocación del dedo.
      • Presión sobre el disparador. 

    Buscando la correcta colocación del dedo y la correcta presión del mismo, ni excesiva ni brusca, conociendo que ambas cuestiones dependen de varios factores, siendo uno de los principales el sistema de disparo del arma, ya sea de Simple Acción, Doble Acción, Doble Acción Única, etc. 


    De forma general, independientemente del sistema, la colocación del dedo debe permitir una presión totalmente paralela al eje longitudinal del arma, sin provocar la más mínima desviación lateral al presionar. 


    Empuñando con la mano derecha, introducir demasiado el dedo suele generar disparos desviados hacia la derecha, por el contrario, si solo es la punta del dedo la que presiona el disparador, el disparo tiende a ir hacia la izquierda. Si el tirador fuese zurdo las variaciones se invierten.


    Ahora bien, exactamente ¿qué parte del dedo debe ejercer esa presión?


    Según el tipo de arma o, siendo más exacto y correcto, según el sistema de disparo del arma, se apoyará una zona u otra del dedo. 

      • Para armas de simple acción lo más recomendable y común es apoyar el centro de la yema del dedo.
      • Para armas de doble acción, en las que se requiere realizar una presión mayor y más prolongada, lo aconsejable es apoyar sobre la articulación de la primera y segunda falange, también denominadas distal y media o, para los que somos más viejos en recibir esta lección de anatomía, falangeta y falangina. 
      • En armas con sistemas del tipo DAO o similar, al no necesitar tanta presión como en doble acción, pero algo más que en simple acción, se suele aconsejar apoyar la zona entre la yema y la articulación.  

    Es evidente que todo lo comentado en el listado anterior debe tomarse de forma genérica y no absoluta, ya que deben considerarse más factores, como puede ser el tamaño del arma respecto a la mano que la empuña, los kilos de presión del disparador, el nivel de adiestramiento del tirador, por nombrar alguno de los principales factores a considerar.


    Para el "moderno" cerebro humano, no muy distinto operativamente del de nuestros ancestros homínidos, no olvidemos ese detalle, golpear, lanzar piedras o palos es algo sumamente sencillo, asumible, básico y natural. Pero es evidente que una explosión en el extremo de la mano es algo, cuando menos, antinatural. Es por ello que cuando se dispara el cerebro tiende a buscar alejarse de esa explosión, ya sea cerrando los ojos, encogiendo el cuerpo o tensándolo excesivamente, por nombrar algunas de las acciones más comunes, con las que acaba provocando errores de precisión en los disparos. 


    ¿Pueden evitarse? 


    Sí, entrenando para ir minimizando hasta eliminar esas reacciones con una técnica tan antigua como sencilla, el disparo por sorpresa


    Casi el 100% de los tiradores la conocen, se les ha explicado en alguna fase de su adiestramiento aquello de el disparo debe sorprenderte, si bien en la fase de iniciación y precisión pura es fundamental esta técnica, también es útil y ayuda a corregir el instinto erróneo que he comentado.


    Una explicación rápida de un disparo por sorpresa aplicado a la corrección comentada:

      1. Comenzamos presionando el disparador.
      2. Notando los clics, los pasos o los saltos del mismo.
      3. Sin detenerse a pensar en ello.
      4. Manteniendo la atención totalmente centrada en los elementos de puntería respecto al blanco, en su correcta alineación.
      5. Aplicando una presión constante, homogénea y suave.
      6. Hasta que en un momento dado...
      7. ¡BANG!
      8. Nos ha "sorprendido" el disparo. 

    Compárenlo con la aplicación de un colirio: 

      1. Colocando el pequeño aplicador sobre el ojo.
      2. Primero debemos visualizar el agujero del gotero de forma correcta y centrada.
      3. Tras lo cual se presiona poco a poco.
      4. Hasta que una gota cae por sorpresa en el ojo. 

    Si la alineación no es la correcta la gota probablemente no alcanzará el ojo. Pero si se ejerce una presión excesiva o irregular, las gotas, cuando no el chorro, alcanzarán cualquier lugar menos el ojo.


    SA, DA, DAO.... ¿en serio?
    ¿Simple Acción? ¿Doble Acción? ¿Doble Acción Única? ¿Acción Segura? Que sí, que sí... pero ¿qué importa todo eso? Un buen tirador aprieta el gatillo y dispara... lo demás son estupideces.


    Todo usuario de armas conoce a alguien, a muchos en realidad, que siempre dispara en S.A., en el seguro y controlado polígono de tiro al menos, siempre. De esta forma es, evidentemente, más sencillo "acertar" al objetivo, cosa que logran con una precisión que les permite luego tomar sus cervezas a cuenta de las apuestas y "retos" ganados a los demás compañeros "menos hábiles". Pero...


    ¿Es real esa "pericia"  ¿Es lógica? ¿Es coherente?


    En el mercado actual existen armas con sistemas de Doble y Simple Acción, D.A. y S.A., armas de solo S.A., y armas de doble acción única, D.A.O


    Y de nuevo un "pero", ¿conocemos realmente lo que eso significa? 


    Con una arma de fuego es más que evidente que lo primero a saber es si va a portarse con cartucho en recámara, algo coherente con una instrucción y habilidad correctas, o si será necesario  alimentarla en el instante anterior a usarla, con los posibles riesgos de interrupción y retrasos bajo estrés. 


    Sistemas SA y DA.


    Muchas instituciones prohíben a sus oficiales portar las armas con cartucho en recámara, eso si, solo si es pistola, sea o no de D.A., si es un revolver no existe  impedimento a las 5 o 6 recámaras alimentadas que portan. Curioso cuando menos, forzándome a ser diplomático. 


    Por otro lado, la excusa utilizada para prohibir portar cartucho en recámara en las pistolas suele estar basada en una supuesta seguridad, sin darse cuenta que ello puede generar un gravísimo error cognitivo de inseguridad. 


    El inconsciente es educado a pensar que las armas deben estar siempre con su recámara vacía, motivo principal de casi todos los “accidentes” con armas de fuego, lo que con un entrenamiento profesional, esmerado, atento y dedicado puede subsanarse. 


    Personalmente solo recomiendo esta actitud en usuarios sin entrenamiento, usuarios que si se les educa y entrena de forma adecuada, para portar su arma con cartucho en recámara, no tiene por que generar disparos negligentes y/o involuntarios.

      • Por lo general los mecanismos de D.A.-S.A. en una pistola incrementan el numero de piezas, haciéndola ligeramente más voluminosa que una de S.A. 
      • A nivel operativo el primer disparo en D.A. respecto a los siguientes en S.A., modifican el recorrido del disparador así como su tensión, pudiendo provocar, en tiradores con bajo nivel de entrenamiento, importantes diferencias entre el primer y el segundo disparo. 
      • Lo que suele generar fallar el primer disparo a consecuencia, o más bien con la excusa, de una presión “muy dura” y un recorrido “muy largo”.
      • El segundo disparo lo suelen fallar por el “gatillazo” al cambiar a un recorrido mucho más corto y una presión  mucho menor.
      • Por "todo" ello  suele ser el tercer disparo el que impacte más o menos correctamente como se buscaba, esperaba y debiera.



    DAO.


    Los sistemas de D.A.O., Double Action Only, doble acción única, nacieron a requerimiento del sector policial principalmente, siendo  básicamente un paso intermedio entre el revólver y la pistola. 

      • Acorta recorridos y tensiones del disparador de D.A. tradicional.
      • Manteniendo siempre la misma tensión y recorrido del disparador para todos los disparos. 

    Safe Action.


    Un avance de el sistema DAO es el  denominado Safe Action, Acción Segura, de Glock. Sistema a medio camino entre  D.A.O. y  S.A., siendo realmente un D.A.O. "prearmado", permitiendo en cada disparo las mismas tensiones y recorridos más ligeros y cortos que con otros D.A.O., aunque no tanto como en S.A. Al acerrojar, el sistema se tensa en un 40%, con lo que el dedo solo debe completar el 60% restante para ejecutar el disparo.


    La necesidad de entrenar.


    Tanto las pistolas como los revólveres modernos emplean de forma mayoritaria mecanismos combinados  de D.A.- S.A., lo que hace evidente la necesidad de entrenar empleando casi siempre la D.A. de una forma real, la misma que se utilizaría en caso de una necesidad real de defensa para un primer disparo. Aun así, como ya se comentó al comienzo, todos conocemos compañeros que entrenan irreductiblemente solo en S.A. ya que "es más sencillo acertar al objetivo".


    Es muy cierto que el sistema S.A. lleva vigente más de 100 años y con las mejoras en  sistemas de seguridad se ha conseguido que siga siendo una opción muy válida y eficaz. Pero la S.A. única  ya solo suele ya estar presente en modelos modernos de competición y tiro deportivo, pese a lo cual aun quedan "irreductibles" que consideran que todo lo posterior a la S.A. son tan solo “ingeniosas soluciones a problemas inexistentes”.


    Cuídense y cuiden de los suyos.